Mantén siempre la fé

"Mientras el telón bajaba en el segundo y último bis previsto,
Logan Adams dejaba caer la sonrisa armada de su rostro, para
mostrar el agotamiento que lo cubría de arriba abajo. La última
función de una serie de conciertos alrededor del mundo que ya
llevaba once meses. Todos los continentes, en treinta conciertos.
Su misma edad. A los treinta gozaba de la fama largamente
buscada desde que se inició con solo catorce años. Desde
entonces había recorrido mucho camino, desde Tumickle, un
pueblo perdido en Oregón, para ser un ciudadano del mundo.
Logan Adams, el cantante, modelo, actor, director, compositor,
diseñador de joyas, embajador cultural de su país, vocero de
varias ONG que se ocupaban desde niños abandonados, hasta de
la plantación de árboles de mango en África, y etc., etc., etc.; se
miró largamente al espejo después de haberse dado una infinita
ducha. Parecía que no había nada que intentara hacer en lo que no
destacara y alcanzara el éxito que es tan esquivo para muchos.
Nada exterior porque sabía perfectamente que en lo único que
fracasaría sería en tener un hogar, enamorarse, formar una
familia, casarse… tener hijos."